Los contratos del Juan XXIII
Frontis del campus de Villa Granado. |
Fe y Alegría y la Compañía de Jesús persisten en su intención de vender el patrimonio del Juan XXIII un colegio que el sacerdote belga diocesano Enrique Coenraest creó en 1964. Sus mandantes, imperturbables, ignoran los mensajes del Directorio de los exalumnos (ASIA-J23) cuyos miembros se oponen a esta transacción comercial y reclaman explicaciones.
Dos
documentos pueden ayudarnos a comprender este asunto:
Primero:
el “Testimonio Protocolar de Entrega de la Infraestructura del Colegio Juan
XXIII a Fe y Alegría” que fue firmado el 25 de octubre de 1971 entre Andrez
Enrique Coenraest Jacquelott, Fundador, Director y único Personero Legal del
Colegio Juan XXIII, y Humberto Portocarrero, Director Nacional de Fe y Alegría.
Página 1 del primer contrato. |
Página 2 del primer contrato. |
Página 1 del segundo contrato. |
Página 2 del segundo contrato. |
Reproduzco
la tercera: “Al presente con objeto de asegurar permanencia, estabilidad y
conducción responsable a la obra del Colegio Juan XXIII, a fin de que siga
cumpliendo el objetivo de su creación, yo el P. Andrez Enrique Coenraest
Jacquelott, en mi calidad de fundador, Director y único personero legal del
expresado establecimiento educativo, de mi libre voluntad he decidido
entregarlo como en efecto lo entrego mediante este instrumento, a la Dirección
Nacional de Fe y Alegría para que en adelante conduzca la obra del Colegio
Internado, dentro del mismo espíritu con que fue iniciada, bajo las condiciones
siguientes:”, el subrayado es de Samir, quien también resalta el inciso e):
“Proceder a cambiar la estructura actual de desenvolvimiento del plantel,
formando a los educandos con el sentido de responsabilidad que les conduzca a
mantener ellos, en el futuro, el establecimiento en que se educaron”.
El
asesor de ASIA-J23 considera esencial la cuarta cláusula: “Es condición
ineludible para la entrega y consiguiente cesión perpetua que hago del Colegio
Internado Juan XXIII, con la totalidad de sus bienes inmuebles y muebles, que
constan del Inventario adjunto que se considera parte de la escritura, a favor
de la Dirección Nacional de Fe y Alegría representada por su Director Nacional
Hno. Humberto Portocarrero S.J. que no se cambie el fin fundamental que
determinó su creación, esto es, “formar bachilleres económicos para que el país
pueda aprovechar sus talentos en pro del bienestar de la sociedad”. Bajo esa
condición fundamental y las demás accesorias que constan en esta minuta, yo el
P. André Enrique Coenraest Jacquelott, declaro y reconozco en adelante pleno
dominio a la Dirección Nacional de Fe y Alegría, sobre el Colegio Internado
Juan XXIII de esta ciudad con todos sus accesorios”.
Del
contrato entre Fe y Alegría y la Compañía de Jesús, Samir destaca el inciso a
de la cuarta cláusula: “La Compañía de Jesús se compromete: a) A cumplir las
condiciones que el P. Coenraest impuso al ceder el Colegio a Fe y Alegría y que
están consignadas en la Escritura de 1971 y en otra posterior de 1976”.
Por
estos antecedentes, Samir considera que “se puede verificar que Fe y Alegría y
la Compañía de Jesús deben cumplir ineludiblemente las condiciones impuestas
por el P. Enrique”. Añade: “Además, se deja claramente establecido que, en el
futuro [es decir, hoy], deben ser los EX-ALUMNOS los que se hagan cargo de la
institución que los educó”.
Samir Makaren con Rosa Lenny Cuéllar y Yalile Uriarte, ambas del Directorio ASIA J23. |
Increíblemente,
ante nuestros ojos y por nuestra pasividad, los directores del colegio Juan
XXIII desde hace 30 años, específicamente desde la gestión de Francisco
Pifarré, hoy director Nacional de Fe y Alegría, van a contra ruta de ambos
contratos. Una muestra es que -lo ha informado Edwin Alvarado en el encuentro
de noviembre pasado- aprovechando la emergencia de la pandemia del COVID-19, el
actual director ha despedido al último exalumno que contribuía a la obra de
Enrique Coenraest.
El
Directorio de ASIA-J23 enfrenta la misión de solicitar a Fe y Alegría y la
Compañía de Jesús (es difícil diferenciar ambas instituciones, son el mismo misionero
con diferente sotana) una evaluación e, incluso, una auditoría de ambos
contratos para que, con la mayor transparencia, establezcamos si su intención
de venta de los predios de Villa Granado (Coña Coña) y Cocaraya (Sipe Sipe) es
legítima y legal.
La
intención de la Comunidad Juan XXIII es mantener y proyectar los principios
educativos esenciales de la obra de Enrique Coenraest para beneficio de los
sectores empobrecidos de Bolivia.
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